Museos interactivos

Los museos buscan volverse más atractivos

Con un escáner, en el Museo de Historia de Lucerna.
Con un escáner, en el Museo de Historia de Lucerna. (Historisches Museum Luzern)

 


 

Ante la llegada de nuevas herramientas de entretenimiento con el desarrollo de las redes sociales y otros divertimentos en línea, los museos helvéticos apuestan por conceptos innovadores para atraer al público.


"Los museos suizos buscan ser más interactivos", señala Brigitte Schaffner, responsable del Centro de Estudios de Administración Cultural de la Universidad de Basilea.
 
En su opinión, la gestión de las instituciones culturales helvéticas se realiza, en parte, sobre la base de lo que ya desarrollan los museos en EE.UU.
"Algunos museos, especialmente los estadounidenses, están inmersos en esta línea de acción desde hace mucho tiempo, con el respaldo de los medios de comunicación social para que el público pueda conocer lo que está ocurriendo en el museo e, incluso, para que forme parte del proceso de lo que se expone allí”.


12 millones de visitas

Parece que este concepto da frutos en Suiza. De acuerdo a la Asociación Suiza de Museos, las visitas a las instituciones que abraza se han mantenido estables en el último lustro, con un promedio de poco más de 12 millones de visitas anuales. Esto equivale a 1,5 visitas por habitante.

Citemos el caso concreto del Museo de Historia de Lucerna, que pone el acento en la interactividad. Su depósito, abierto al público, se presenta como un almacén donde los objetos se exhiben en estanterías. Cada objeto está cifrado con un código de barras. Los visitantes pueden utilizar un escáner de mano para obtener más información sobre la pieza que les interese.
 
Al acercar el escáner al objeto, el visitante obtiene un texto descriptivo, así como fotos e incluso vídeos. El museo compró sus primeros escáneres en 2003 y, recientemente, ha invertido en nuevos.

"Es un buen dispositivo, a la gente le gusta. Al principio pensamos que las personas mayores no lo usarían, pero no es el caso. Y para los más jóvenes, estas herramientas forman parte de su vida cotidiana ", indica Heinz Horat,  director del museo.
Sin embargo, algunos visitantes se sienten abrumados por el volumen de los elementos en pantalla, explica Horat: "Dicen: 'No sé qué mirar - es simplemente demasiado".


¡Ahora escucha esto!

A pesar de que existen desde hace tiempo, las audioguías han ganado mayor importancia, indica, por su parte, Erik Thurnherr, que dirige Texetera, una compañía productora con sede en Berna.

Primero fueron los reproductores de casetes y de CD. "Luego ocurrió este gran salto, cuando surgieron los dispositivos especiales con teclado para que la persona elija lo que quiere oír", recuerda Thurnherr.
 
Después llegaron los iPods, los teléfonos inteligentes y las tabletas, lo que ha hecho que las guías auditivas salten a un nuevo nivel en lo que se refiere a visitas virtuales.

Thurnherr ha realizado audioguías para diversos museos, para hacer recorridos a pie en Berna y para visitar las cataratas del Rin en el norte de Suiza.
 
"Con las aplicaciones de la telefonía inteligente se puede vincular una ubicación geográfica. Además, se puede proporcionar información en sitios donde antes no era posible, sin necesidad de colocar paneles físicos para describir una atracción”, añade Thurnherr.

Sin embargo, el especialista advierte el peligro de exagerar con las posibilidades  tecnológicas en la oferta de los museos y otras atracciones.


Sobrecarga tecnológica

"A menudo se puede ofrecer más tecnología de la que la gente realmente requiere. La realidad es lo que tienes delante; el audio solo da información adicional. No buscamos que la gente pase demasiado tiempo mirando sus teléfonos inteligentes. Lo importante es el objeto real, y la razón por la que alguien se desplaza a verlo”.
 
Schaffner considera que la clave para seguir teniendo clientes en los museos está en que haya inyección de recursos financieros suficientes para mantener las exposiciones en la mira de la gente.
 
Un proyecto en ese sentido ha sido la apertura gratuita de seis museos de Berna durante los cuatro sábados de agosto. Un total de 15.355 personas aprovecharon esta oportunidad; un número mucho mayor de lo que se hubiese esperado durante el verano, si se hubiese tenido que pagar la entrada.
 
"Quisimos facilitar a la gente el descubrimiento de algo nuevo y funcionó.  Los visitantes expresaron de modo espontáneo que con esta invitación gratuita visitaron los museos por primera vez o que los volvieron a ver después de mucho tiempo”, explica Jacqueline Strauss, directora del Museo de Comunicación en la capital suiza.

¿Le preocupa que solo se acuda al museo cuando la entrada es gratis? “No, estamos seguros de que este público volverá, aunque pueda costarle un poco; o que recomendará el museo a sus conocidos”, responde Strauss.
 
El concepto fue tan exitoso que los museos planifican repetirlo en 2013.


No es gratis, pero barato

Además, muchas ciudades suizas ofrecen una vez al año la ‘Noche de los Museos’: con la compra de un boleto único una persona puede visitar una serie de museos locales, que durante esa velada ofrecen un programa especial de entretenimiento.

Por ejemplo, Lucerna celebró su ‘Noche de Museos’ en septiembre pasado. Una docena de instituciones y monumentos participó en ella.
 
"Soy estudiante y tengo un presupuesto limitado, pero esta noche puedo comprar un billete por 20 francos suizos (21 dólares) y ver varios museos, algo que no podría hacer en un día común y corriente, por los costos. Es una idea muy buena", comentó Marina a swissinfo.ch. Era su primera vez en esta experiencia. Otros ya han aprovechado este posibilidad en otros años.
 
"Es una maravillosa oferta. La gente se decide a ver lo que hay dentro cuando sabe que se trata de una oportunidad especial. Una buena manera de atraer a nuevos visitantes. Y aunque la gente sólo vaya una vez, vale la pena.”, indica Heinrich.

A Schaffner no lo sorprende el éxito de estas acciones, pues sostiene que la clave sigue siendo poder ver los objetos reales, frente a frente, en una época en la que todo el mundo puede simplemente emplear Internet para buscarlo de modo virtual.
 
"Estamos acostumbrados a eso y queremos tener una gran cantidad de información. Pero para mí, lo que es diferente y atractivo en un museo es que realmente uno puede ir allí y ver el objeto original Lo importante es establecer una relación personal con el objeto y no solo verlo en una web. Ver el original y ver lo que te provoca a ti”.


Fuente: Susan Vogel-Misicka, swissinfo.ch
Traducción: Patricia Islas